EL COMIENZO.
Norman Keith Collins, más conocido como Sailor Jerry, nace en Reno (Nevada) en 1911. Inquieto por naturaleza, pasaría parte de su adolescencia viviendo con su familia en California. Hasta que, harto de todo, un buen día, se subió de polizón a un tren de carga y se lanzó a la aventura de ver mundo. Los sucios vagones serían su casa y el autostop su otro medio de transporte.
Eran los felices años 20, la primera guerra mundial había terminado y Collins, de rebote, acabó en el Chicago de la Ley Seca y Al Capone. Allí estableció una amistad con un hombre procedente de Alaska llamado "Big Mike" y gracias a él conoció y se metió de lleno en el mundo del tatuaje. Aunque Samuel O’ Reilly ya había inventado la máquina de tatuar “moderna” en 1891, adaptando una patente de Edison ya expirada, fue tras el boom de la Gran Guerra que su uso comercial explotó junto con el auge de tatuadores y tatuados.
PRIMER ACERCAMIENTO: CADÁVERES Y VAGABUNDOS ALCOHÓLICOS.
Gracias a un contacto con un trabajador, Norman pudo colarse por las noches a la morgue y tuvo acceso a un sinfín de cadáveres que le servirían como lienzo en su primera aproximación a la tinta y las agujas. También tuvo como conejillos de Indias a vagabundos alcohólicos a los que pagaba con vino malo.
Una vez hubo ensayado lo suficiente, decidió dar el salto y entre los 16 y 19 años se dedicaría a tatuar a cadetes provenientes de la Academia Naval de Chicago. La influencia que estos ejercicieron sobre él fue tal que en 1930, con 19 años decidió embarcarse en la marina, donde pasaría varios años y entraría en contacto con la cultura china y japonesa. Este primer acercamiento a la cultura oriental, junto al mundo marinero que le fascinaba, serían grandes influencias en toda su obra.
Pasada su época en la marina y ya con el apodo “Sailor” ganado, se estableció en el Chinatown de Honolulu, Hawai. Allí siguió tatuando principalmente a los marineros cuyos buques fondeaban en las costas hawaianas y buscaban emociones fuertes y prostitutas. Llegaría incluso a montar junto a Jerry, un socio chino, una tienda de tatuajes llamada “Tom & Jerry”.
PEARL HARBOR Y LA DECLARACIÓN DE GUERRA.
Todo cambió para él cuando en plena Segunda Guerra Mundial, el 7 de septiembre de 1941 los japoneses bombardearon Pearl Harbor. Siendo él un patriota recalcitrante, trató sin éxito de volver a alistarse en la marina pero no fue capaz de lograr pasar el examen médico por un problema cardíaco. Decidió entonces alistarse en la Marina Mercante.
Su paso por la guerra no estuvo ni mucho menos exento de acción. Los buques en los que estuvo embarcado se dedicaban a llevar suministros a los barcos de guerra y salió ileso hasta de tres ataques en las costas japonesas. Ya terminada la Segunda Guerra Mundial, Sailor Jerry volvió a Honolulu pero todo había cambiado. Su antiguo socio Jerry se había marchado de la isla y los turistas comenzaban a llegar en masa. A eso se unió que Hawai estaba a punto de convertirse en un estado de pleno derecho en los EEUU, lo que implicaba la normalización en la recaudación de impuestos.
CLANDESTINIDAD Y EVOLUCIÓN DE SU ESTILO
Sailor Jerry, que era lo que ahora se llamaría neoliberal, estaba en contra de tener que pagar impuestos por su arte y decidió cerrar su tienda, o al menos, eso hizo de cara al público, pues este cierre no implicó un cese de la actividad. Simplemente lo que hizo fue trabajar de manera clandestina. Así estaría más de una década. Compaginó los ingresos provenientes de su actividad ilegal con trabajos en astilleros y dando paseos a turistas por la bahía.
Un año después de que Hawai fuese considerado como estado propio, en 1960 retomaría su actividad de manera legal junto a su socio Bob Palm. “Hotel Street” que era como se llamó el estudio de tatuajes estaría abierto poco tiempo, pues Bob fue desterrado de la isla por actos “inmorales”. Basicamente, Bob era homosexual en una isla fuertemente militarizada.
Después de este hecho, se establecería por su cuenta y comenzaría una nueva etapa de evolución en sus diseños. Se especializó en “tatuajes femeninos” a la vez que adquiría mayor protagonismo la influencia asiática. Comenzó una relación epistolar con varios maestros del tatuaje Japonés, como el mítico Horiyoshi II y Kazuo Oguri. Gracias a los secretos que se desvelavan unos a otros, Jerry comenzó a revolucionar el tatuaje americano con técnicas como la del sombreado con agua y mezcló a la perfección los dos mundos en un estilo único. Este estilo sería ampliamente copiado por sus contemporáneos.
También mantuvo relación por carta y personal con otros grandes nombres del mundo del tatuaje: Mike Malone, Zeke Owen o Don “Ed Hardy”. Fue precisamente a estos tres tatuadores a quienes les daría la oportunidad de recoger su testigo al ofrecerles la opción de gestionar su tienda una vez hubo fallecido en 1973.
Puesto que Ed Hardy estaba aprendiendo en Japón y Zeke Owen tenía su propia tienda, fueron Mike Malone y su pareja Shangai Kate quienes por 20.000 $ pagaron el traspaso. El local pasó a denominarse China Sea Tattoo y estuvo abierto durante 25 años.
NACIMIENTO DE UN NEGOCIO MILLONARIO.
Malone acabaría siendo socio de Ed Hardy y juntos, en 2003, vendieron a Gyro Worldwide los derechos de todo lo relacionado con Sailor Jerry por 20.000$. Gyro Worldwide a su vez, vendería estos derechos por una cuantiosa suma de dinero a Grant & Sons, una empresa dedicada principalmente a la venta de productos destilados.
En 2019, la viuda de Sailor Jerry, Louise Collins demandó a Grant & Sons por haber usado el nombre de su difunto marido y sus diseños de flash en una bebida alcohólica sin el consentimiento familiar. La ley hawaiana requiere que cuando se usa el nombre de una persona concreta para fines comerciales, se necesita la aprobación de esa persona o de sus familiares en caso de fallecimiento.
Además, Louise también critica y pone en duda que la empresa Grant & Sons tenga derechos sobre toda la obra de Sailor Jerry ya que considera que cuando se le vendió la tienda con los originales dentro a Mike Malone, no estaba implícito el derecho de explotación de la propiedad intelectual de Sailor Jerry.
Sea como fuere, Sailor Jerry tenía una forma muy particular de entender lo que debía de ser el tatuaje y todo lo que lo rodeaba. Su trabajo era su forma de protestar y luchar contra los "cabezas cuadradas" cuyos únicos propósitos eran la uniformidad y atacar a todo aquel que destacaba.
Tenía una visión romántica de lo que debía ser el mundo del tatuaje: algo secreto, hermético, un mundo solo accesible para aquellos realmente interesados. Esta concepción le enemistaría públicamente con personajes tan importantes como Bert Grimm o Lyle Turtle. Para Sailor Jerry no eran más que aspirantes a estrellas cuyo único deseo era estar en el foco mediático y hacerse famosos.
Además de a los tatuadores-estrellas, odiaba a los hippies, a los liberales y nunca bebió alcohol por lo que, sin duda se estaría revolviendo en su tumba si supiese que su nombre y diseños se usan para vender ron, zapatillas o cualquier otro producto a gente supuestamente alternativa.